De nuevo ha caído la noche. 3.03 am, de mi mente a la tele, de la tele a mi mente pasando por un miéntele constante. Me miento aquí, me mienten allá, lucho por dentro una feroz y atroz batalla, esta ya tiene pinta de ser la última, pero estallan mis palabras y se mofan de mis súplicas. ¿La última qué, vez que pensaré? Muy a mi pesar me pesa mi tropiezo, empiezo a delirar o no sé vivir sin hacerlo, lo siento, sientan mis pesares, así descanso unos segundos mis constantes flechazos vitales… Evítales tales sufrimientos, y qué es sufrir si vivir es movimiento, si respirar es morir por momentos, oxígeno y dióxido se meten en mi tráquea crónica ensuciada, si además mis malas ideas me perjudican y se adjudican parte de mi ser entonces ya se masca la vasta tragedia. Traje un día un diávolo que ya voló que contuvo tu voz y se rompió, si yo me acomodé en tu neceser hecho de besos y miel pero toqué techo y de hecho ya me eché. Que aproveche chica, ni el ying ni el yang te van a salvar de las largas barbas de la vida que se enreda, ¿Se da? No se recibe, seda a cambio de nada y tener más cuento que calleja no es una expresión inventada. Alucino en cada alucinación creada por mi yo dormido, examino cada rincón perdido de mi yo dolido, sí, ha llovido y hayo rayos impactados en cada huella de mi camino. Ya vino, ya me minó mi confianza y mi sed de venganza se auto exterminó, absurdo dañino, casi yo, no recibo el cariño que he entregado, pero aprender la lección es un alivio prolongado. Que no soy peor, ni un peón bailando cuál peonza, no cambiaré mi soy por un hoy rechaza derrotas, que de cada tres décadas, me quedan mis metáforas, mi personalidad estable y los cables que me electrocutan. Yo tan, tranquilo sigo vivo, respiro un aire cálido a pesar del frío, si desconfío también creo en lo que un día se creó y me recreo en las sonrisas que cualquiera me dió. No me da pena, más bien me mantiene, quiero que me queme mis ganas de tener redes, redes para escapar de la situación actual, y redes para reforzar el pensamiento de mejora. Aunque me joda, me he construido a base de perdonas, a base de hormonas que parecían de todo menos personas, ¿que son ahora? Rencor que ora y llora aún mi ego pero me temo que aún no es tarde, ahora arde mi suspiro. Soy el dueño de mí, y ni si quiera siempre, de mis actos al menos, en los cuales soy presente. Soy presente… No pasado ni futuro. Sólo presente.
A las 3.29 acabé este escrito sonriente.